El ALMA DE LA BANQUISA

En el norte de Groenlandia, cuando el sol reaparece tras meses de ausencia, los niños hacen soles de papel para darle la bienvenida. Esta costumbre es una de las numerosas tradiciones que Natalie y Alain observaron al vivir junto al pueblo esquimal. Después de la muerte de su querido amigo inuit, Natalie y Alain se establecieron durante 9 meses con la familia del nieto del fallecido, Olennguaq, en un pequeño pueblo de 50 habitantes. Así, descubrirán la dureza de la vida, participando a las actividades cotidianas, tal como la caza. Como en otras parte del mundo, la comunidad Inuit procura adaptarse al mundo moderno salvaguardando los valores y las tradiciones. Las cuotas de caza establecidas son estrictas: 18 osos polares y 18 narvales por año. Mientras que Olennguaq caza, su esposa confecciona pantalones de piel de oso polar. Entre tanto, los niños miran la tele o están en la escuela. Poco a poco, el espectador entra en la intimidad de esta fascinante comunidad que son los inuit.