Louis de Matignon Gouyon lleva todo el peso de sus orígenes en su nombre. Pero Louis tiene la singularidad de los personajes de novela. Nieto de marqués, traje, anillo y escuela de derecho en el Panteón… Parece salir de un cliché de la nobleza francesa. Louis es, sin embargo, más complejo de lo que parece. Es un cabezudo.
A los dieciséis años, Louis era desesperadamente infeliz. En su internado de chicos en Inglaterra es la cabeza de turco. Para suavizar la realidad y matar al aburrimiento, Louis toca la guitarra y escucha Jazz. Pero no cualquier Jazz, el de Django Reinhardt y el de los gitanos, que es a la vez melancólico y alegre.
Un día, guitarra en mano, decidió visitar un campamento de gitanos, “por curiosidad y para hablar de música”. La revelación es inmediata…
La hospitalidad de este pueblo, considerado a menudo como hostil a los extranjeros, toca el corazón de Louis. Con ellos encontró una nueva familia. Además de los estándares y acordes gitanos, Louis aprende el idioma, el de los bandidos y de las echadoras de buenaventura. A los veinte y un años, Louis se convirtió en el autor del primer diccionario franco-gitano. La comunidad se divide. Los que le agradecen a Louis haber hecho que se conserve este conocimiento tan valioso y los otros que lo critican.
Entre sus estudios de derecho, su práctica en el Senado con un senador UMP (de derechas) a cargo de las cuestiones de las comunidades itinerantes y sus juergas con sus amigos feriantes, Louis ha decidido cambiar las cosas a su manera. ¿Cuáles son sus armas para cambiar el mundo? El perfeccionamiento permanente de su ego y de su sinceridad. Quiere pelear para reducir las desigualdades, empezando por la defensa de los derechos de los gitanos en Francia.
Louis es un camaleón que nunca se olvida de dónde viene. Que esté en un puesto de fritura de la feria del Trône o en un almuerzo en el Senado, él sigue siendo si mismo y fiel a sus ideales. Su marginalidad reside en hacer avanzar las cosas y las mentalidades en una sociedad en pleno cambio, jugando con los códigos sin por lo tanto refutarlos. Es una persona a contracorriente y él lo sabe. Está en paz con sus ideales y con su creciente aspiración.
Louis Gouyon Matignon se sitúa en la línea de los nuevos utopistas. Comprometidos en la lucha, son ellos que hacen que las cosas cambien.
